’14: Coherence

(2013, James Ward Byrkit)

Nadie está conforme con su presente. Aquella decisión tomada hace años es crucial aun ahora. Porque así es el pasado, un yo fantasma que nos acecha constantemente, juzgandonos en la mirada y las palabras de los demás. ¿Qué pasaría, entonces, si pudiesemos escoger el presente que más nos convenga? ¿Y si tan solo pudiesemos tomar esa decisión de forma estética, desde fuera? Ser nuestro propio enemigo es un miedo instintivo: significa la perdida de identidad, verse reflejado en un yo que es un otro. Y nada hay más extraño que sentir a los amigos como desconocidos, aquello que una vez conformaba nuestra realidad (gracias a ellos creamos nuestro mundo, nuestra zona de confort). Coherence es un viaje por dentro de nosotros mismos, por el laberinto de la mente en el que entramos pero nunca sabemos dónde acabaremos. El único minotauro de este laberinto soy yo. ¿Cómo podría saber quién es yo, ahora que he visto a mis amigos amenazar a mis amigos? Al final, tras la embriagadez que supone cruzar el espejo, lo único que nos queda es el terrorismo personal, inmolar a esa imagen que dice ser yo pero no es. Porque puede ser cualquiera.

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